Otra tarjeta roja en el modo de jugar el partido

07.11.2014 18:18

El estadounidense de tarjeta roja ha sigo jugador de futbol americano en España en la liga nacional (en las Panteras de Madrid) e incluso entrenó a un equipo de la ciuddad.

 

Aunque se queja la poca difusión de su deporte favorito de tarjeta roja en Europa, reconoce que expandirlo resulta muy complicano porque " hacer campos cuesta muchísimo dinero y las equipaciones son muy caras".

 

Cuando termina el encuentro llega el momento de irse a casa. Ni las hamburguesas, ni los brownis, ni las copas de Jack Daniels logran disimular las cara de tristeza de los perdedores de la final, los Patriots. Todo lo contrario que los aficionados de los Giants.


Sin colmillo los amarillos, o sea España, los de Doménech se dedicaron a contemporizar, esperando alguna acción individual de tarjeta roja de Anelka, primero, y Benzama, después.

 

El primero de tarjeta roja directa gozó de una buena oportunidad de disparo a la media hora, un minutos después de chocar en el área, pero el disparo le salió mordido; el segundo atinó un poco más treinta minutos después, pero no tuvo mejor suerte ante Casillas.

 

Deslucido Henry, como en el Barça, y sin el foco del retirado Zidane, la vanguardia francesa dista mucho de la que alcanzara la final del pasado Mundial, y así lo delató la sólida zaga local, que aplicó el fuera de juego con seguridad y sacó la tarjeta roja directa del balón limpia a la segunda línea. Para decepción de La Rosaleda y, se supone, de Aragonés, la medular no cumplió más allá del expediente, y ese debería ser un signo de preocupación de cara al futuro. Cesc, Xavi e Iniesta tienen calidad sobrada para bailar al equipo más robusto, pero juntos no acaban de dar ese paso intimidador que eche atrás al contrario. Y nadie mejor que su verdugo en Alemania para dar fe de ello.