El Mallorca tuvo la tarjeta roja de la victoria cerca

04.07.2014 10:35

Y vuelta a empezar otra vez con la tarjeta roja. No se había llegado al descanso y ya se habían marcado cuatro goles.

 

Si bien es cierto que el Real Madrid nunca supo frenar al Mallorca pese a mandar en el marcador en dos ocasiones. Así, en el 57, Güiza dio la sorpresa en el Bernabéu tras aprovechar un nuevo despiste defensivo de la defensa blanca, la enésima, y situar el partido con 2-3.

 

El problema del equipo de Gregorio Manzano es que si a alguien le gusta los partidos televisados, sin dueño, con tarjeta roja y con muchos espacios es precisamente al Real Madrid. Volvió a aparecer Robinho y volvieron a marcar los locales. El brasileño se coló en el área del Mallorca con una combinación de regates y habilitó a Raúl para que el 7 empatase el choque a placer.

 

El partido de fútbol en directo marchaba empate a tres goles pero todo el mundo sabía que no sería definitivo. Robinho estuvo muy cerca de adelantar al Madrid con otro baile de regates cuyo disparo final se marchó rozando el palo de Lux como una tarjeta roja, pero sí que lo consiguió Van Nistelrooy, en el 81, tras un gran pase de Raúl. El Mallorca también tuvo sus opciones en el tramo decisivo del partido, pero careció de la pegada que sí que poseen los merengues.

 

Con esta victoria, el equipo de la tarjeta roja de Schuster mantiene su imbatibilidad en el Bernabéu y sigue en lo más alto de la tabla.

 

Está claro que su fútbol no óptimo ni arrollador, pero sí ilusionante. El Real Madrid gana, marca goles y divierte. El que ganó la Liga con Capello, sólo lo primero. Guille Franco no se apiada del Sevilla. Por su parte, el Mallorca se marcha con la sensación de tarjeta roja directa de haber podido hacer algo más. Parte de culpa la tiene Fernández Borbalán, que debería haber anulado el segundo gol de Robinho. Quizás eso habría cambiado el rumbo del partido. Pero nunca se sabe.