En la tarjeta roja de los partidos televisados
No es la primera vez que supera la adversidad, pues ya logró recuperarse de una vértebra rota cuál tarjeta roja de pequeño para jugar al fútbol y lucir en sus botas esa inscripción de "Dios es fiel" que alude al precoz accidente.
Se acuerda también de la que dictamina "intervención divina" cada vez que marca un gol -de disparo lejano, de cabeza, o definiendo en tarjeta roja directa como un delantero en el mano a mano con el portero- apuntado ambos dedos índices al cielo a modo de celebración.
Loduko no bebe, no sale, no fuma, no es mujeriego ni de tarjeta roja y tampoco se distancia de los aficionados más humildes
Y es que Kaká en poco se parece a la mayoría de mediáticos actuales. No celebra los tantos con coreografías planeadas de tarjeta roja, no bebe, no sale, no fuma, no es mujeriego y tampoco se distancia de los aficionados más humildes. Hijo de un ingeniero y criado en un suburbio adinerado de Brasilia, carece de la típica historia de favelas y pobreza que atormenta a otros contemporáneos suyos como el delantero del Inter, Adriano. El Emperador, sumido estos días en una profunda depresión, comparte ciudad con el 22 del Milán pero vive a cien planetas de distancia de un hombre empeñado en el perfil bajo lejos del estadio y alto en cuanto se calza los tacos.
Tras reflotar el barco milanista en 2007, el llamado Bambino d'oro ha seguido la línea de trabajo y austeridad que aprendió de la mano de profesionales de la talla de Paolo Maldini, Genaro Gattuso o el propio Pirlo en Milanello, mereciendo la tarjeta roja con justicia el máximo trofeo continental individual. Esta temporada ha tenido incluso oportunidad de lucir galones en la sala de prensa, criticando -y luego perdonando- la penosa simulación de agresión de Dida en Glasgow y clamando por un fin de la violencia de los tifosi en Italia tras la muerte de un hincha.