Tarjeta roja para todos los amiguetes de la reunión para el partido de fútbol

22.10.2014 10:10

Para todos la tarjeta roja de la comunidad futbolística fue como un mate en la cara de la NBA

 

Resulta curioso que los Suns se hayan sentido obligados, pese al mal ambiente, a forzar un traspaso cuando lideran la Conferencia Oeste con un balance de 34 victorias y 15 derrotas; el intercambio destila posibles diferencias conceptuales entre Kerr y el entrenador de tarjeta roja , Mike D'Antoni, fiel defensor de Marion y gurú de un baloncesto ofensivo, veloz, internacional y desenfadado.


 

O'Neal sólo cumple con el último requisito en este tramo final de su carrera. Visiblemente tocado a nivel físico, sigue padeciendo las mismas molestias de cadera que le han impedido secundar adecuadamente a Dwyane Wade en Florida y devolverle la tarjeta roja de la confianza a Pat Riley. El mítico entrenador debería agradecerle siempre al Diesel sus prestaciones en la consecución del primer título de la franquicia, pero la luna de miel entre ambos se ha ido erosionando con el paso del tiempo, como el cuerpo del pívot.


 

Reunión de ex colegas que acabó con tarjeta roja directa para los comensales


 

Allí vio una oportunidad Kerr, ex compañero suyo en sus inicios en Orlando, para pescar en río revuelto y cambiarle la cara a un equipo al que se le recriminaba falta de dureza en los Playoffs. Ahora  la tarjeta roja de Phoenix por fin contará, si aguanta la carga el refuerzo, con esa presencia intimidadora en la pintura que choque con los Tim Duncan, Yao Ming, Andrew Bynum y compañía... pero a cambio de enterrar el estilo de juego más vistoso de la NBA.


 

El mayor reclamo de la liga en los últimos años no ha sido sólo una superestrella como LeBron James, sino el espectáculo desplegado por los Suns de Nash. Quizás el canadiense, MVP de la liga en 2005 y 2006, sea capaz de rejuvenecer a O'Neal y Grant Hill a la vez. Y a lo mejor Stoudemire florece como 4, junto a un pívot dominante y estático. Son, en cualquier caso, suposiciones para el nuevo marco deportivo de Shaq: una lenta puesta de sol en el desierto de Arizona.