Vale decir que la tarjeta roja a Sandro fue un asalto a los partidos de hoy

11.09.2014 10:51

Se dice bastante cuando hay goles que la tarjeta roja ha sido presente, lo de que el derbi recuperó el sabor de antaño, pero en este caso así fue, si el barómetro es la pasión destilada desde la grada, la entrega expuesta por los futbolistas de los partidos de hoy, y el guión balompédico se rige más por los altibajos emocionales que los gestos puramente técnicos.

 

No es que faltaran, desde luego. La calidad de los protagonistas quedó tan evidente como su compromiso con el fútbol en estado puro. Sin que pueda catalogarse el choque de obra maestra de tarjeta roja directa, sí será recordado por su puesta en escena, sin medias tintas. Once contra once y fuera complejos, que gane el mejor de los partidos de hoy.

 

Y el mejor fueron ambos porque ninguno mereció perder los partidos de hoy. El Barça, porque se desperezó de su letárgico discurrir en la Liga, sobretodo a domicilio, y dio un golpe de carácter ante tanta cháchara con el vecino.

 

El Espanyol, porque supo reponerse del precoz gol en contra y una tibia tarjeta roja directa de primera parte para exponer todas sus virtudes en la segunda: fútbol directo, fútbol de toque, fútbol valiente.

 

Y eso que en el cuadro de Valverde eran baja Jónatas, Rufete e Iván De La Peña, un tipo siempre añorado en la tarjeta roja de los partidos de hoy de alto voltaje, que son en definitiva, en los que más rinde, por mucho que a veces se le vaya la cabeza. La lista de ausentes del Barça era más larga pero quizás menos sustanciosa, dado que Henry, Thuram y Giovani han aportado más bien poco mordiente a la actual temporada azulgrana, y sólo el nombre de Deco hubiera despertado las alertas en el once blanquiazul.

 

Desde que goleara en casa del Levante hace dos meses a lo tarjeta roja, el Barcelona no ganaba un partido a domicilio. Y el Espanyol añadía a su arsenal moral de nueve partidos invicto el recuerdo de la victoria por 3-1 del torneo anterior.